31Mar
2013
Escrito a las 11:12 am

La mayor belleza se encuentra en las cosas que no se pueden poseer. Fotografía de Ana Heres tomada en Philip Island (Australia).

 

La época de la «exuberancia irracional» que el propio Alan Greenspan no supo o no quiso frenar transportó en sus entrañas muchos pecados cuya penitencia es un monstruo que devora esperanzas. Los riesgos de la arcadia financiera feliz de los que el entonces presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos alertó en un discurso pronunciado en el  American Enterprise Institute for Public Policy Research en diciembre de 1996 se han transformado en recortes para el estado del bienestar, ese mundo sin dolor que la clase media de los países desarrollados creía haber alcanzado.

Durante los años en que los ciclos económicos mostraron un engañoso aspecto mortecino la acumulación de bienes se erigió como un síntoma de belleza social. Fue una errónea interpretación del síndrome de Stendhal, porque el mareo y el vértigo no se producían al contemplar en compañía de otros la belleza de las cosas, sino al mirarlas en solitario. El hedonismo cabalgó a lomos de la exclusividad, expuesta a la curiosidad pública solo en dosis suficientes para agrandar la fortuna intuida.

De la crisis que embarga a Europa y cuyo virus amenaza a los países emergentes la economía no saldrá fortalecida, sino desinflada. Tal vez la economía recupere sus principios y vuelva a ser la ciencia que facilite el soporte material a la vida espiritual. En cualquier caso, este tiempo de tribulaciones se presenta como una necesaria cura de humildad y una gran oportunidad para recuperar la prevalencia de las ideas sobre las cosas, del alma sobre la materia.

Recuperemos la belleza de las personas, que no brota de las cosas que poseen, sino de los sentimientos que comparten. José Ortega y Gasset decía que «la belleza que atrae rara vez coincide con la belleza que enamora«. Esa otra hermosura, que es la auténtica, es la que emociona a través de sentimientos como la generosidad, el esfuerzo y, sobre todo, el cariño.

Hemos de construir una nueva sociedad en la que las cosas vuelvan a ser meros objetos y la vida se edifique en torno a las personas. Una comunidad que no valore a los individuos por lo que poseen, sino por lo que dan, que piense más en el crecimiento interior que en la apariencia exterior, que se estremezca ante la belleza sublime del arte y los avances de la ciencia. Una humanidad de personas que se enamoren de los demás y encarcelen sus egoísmos.

 

«La belleza no hace feliz al que la posee, sino a quien puede amarla y adorarla«. Hermann Hesse.

trackbacks

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Dinah
01.04.2013 a las 07:55 Enlace Permanente

Dinah…

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11 comentarios

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jordi castillo
31.03.2013 a las 12:38 Enlace Permanente

Decía un aprendiz de escribano en 140 carácteres que la fortuna se posa en aquellos que llegan a sentirse inmensos en la feclicidad y también en la nostalgia. Los que se emocionan con las cosas mas sencillas de este mundo. Los que sienten esa inmensidad que rebosa por las costuras de su alma contemplando un paisaje, un mar tranquilo, o cualquier otra belleza instantánea que la naturaleza ofrece. La pasión, la emoción no son articulos de bazar, ni siquiera se puede encontrar en las tiendas de lujo, son atributos que no pueden comprarse.Solo podemos intentar compartirlos y como bien dices la belleza de las personas está en ello en compartir sentimientos. Cuando intentas transmitir tus pasiones, compartir tus emociones a otra persona, eso es amor, y sentirás inmensidad que te hace intimamente dichoso, especial, tocado por la diosa fortuna. La economia, a la que defenderé siempre por ser necesaria y tener un buen fin en si misma, no tiene la culpa. Quizás su mal uso se deba a personas que por desgracia no conocieron otra manera de mostrarse que no fuera la ostentación y la acumulación absurda y ambiciosa. Personas sin pasión, sin emoción.
Excelente reflexión, y una cosa más, te felicito, alguien que escribe en estos términos es una persona que necesariamente siente y cree en lo que escribe y si es así, es que es de los afortunados que se apasiona y se emociona.

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JMV
31.03.2013 a las 13:28 Enlace Permanente

Estimado Jordi:
Muchas gracias por tu reflexión. Debe ser cosa de la edad, pero lo cierto es que cada vez me emocionan menos las cosas y más los paisajes, los sentimientos, las palabras…

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sebastian
31.03.2013 a las 19:07 Enlace Permanente

Querido Jose Manuel, no puedo estar mas de acuerdo contigo. Profunda reflexion con la que coincido por completo. La foto es magnifica y adecuada. Un lugar especial, sobre todo si tienes la suerte de poder compartirlo.

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JMV
31.03.2013 a las 20:19 Enlace Permanente

Querido Sebastián:
Bonita tarde pasamos allí a la espera de la procesión de los pingüinos…

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Ana Villalobos
01.04.2013 a las 09:27 Enlace Permanente

José Manuel.

Excelente reflexión que coincide con mi forma de entender lo realmente interesante de esta vida.

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Luisa Alcalde
01.04.2013 a las 09:47 Enlace Permanente

Comparto tu post en su totalidad, José Manuel, y creo que la última frase encierra una buena filosofía de vida.

Siempre he pensado que las personas generosas, las que dan sin esperar nada a cambio, las que comparten, las que escuchan, las que agradecen, las que se disculpan, las que sonríen, las que miran con interés, las que acarician, las que abrazan, las que besan…son más afortunadas que las que reciben todas esas atenciones. En esa capacidad de ofrecer, de compartir está la base de la felicidad.

Y frente a las posesiones materiales, en la retina permanecen las emociones compartidas en torno a experiencias sencillas, pero esenciales, como chupar el tallo de una hierba recién cortada, saborear un pedazo de queso y unas olivas con la vista perdida en el horizonte, sentir el cosquilleo de la arena de la playa en los pies, la frialdad de las aguas de los neveros entre risas y truchas, la mirada cómplice de un habitante de las antípodas o la caricia tosca de una mano agrietada por la edad y el esfuerzo. Esa es la verdadera fortuna, que se multiplica de manera exponencial si además la transmites con pasión.

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JMV
02.04.2013 a las 21:33 Enlace Permanente

Pura poesía.

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JMV
02.04.2013 a las 21:38 Enlace Permanente

Coincidir ayuda a compartir.

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MTC
10.04.2013 a las 00:32 Enlace Permanente

Gracias, José Manuel. Espero que nunca perdamos la emoción, la ilusión y la esperanza de mejorar cada día. Un fuerte abrazo
MTC

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dvb-t
11.04.2013 a las 07:00 Enlace Permanente

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JMV
11.04.2013 a las 09:29 Enlace Permanente

Atinar en el diagnóstico es el principio de un tiempo mejor.

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