Consejo de la Global Alliance for Public Relations and Communication Management.
Diversidad, talento, igualdad, balance de género y visión caracterizan al consejo de la Global Alliance para el período julio de 2019 a junio de 2021.

Hace seis años accedí al consejo de la Global Alliance for Public Relations and Communication Management, la federación que integra a asociaciones de comunicadores e instituciones académicas de todo el mundo. En 2015 fue elegido chair-elect y en julio de 2017 asumí la presidencia, responsabilidad que he desempeñado hasta el pasado día 30 de junio, justo el de mi cumpleaños. Me convertí así en el primer español y latino en dirigir esta especie de Naciones Unidas de los profesionales de la comunicación. Ahora, como expresidente, sigo siendo miembro del consejo y del comité ejecutivo por un período de dos años, así como presidente del Consejo Regional de Europa.

Aunque había presidido la Asociación de Directivos de Comunicación (Dircom) entre 2008 y 2014, he de reconocer que no estaba suficientemente preparado para dirigir una asociación mundial como la Global Alliance. Una vez más, porque mi carrera ha sido, salvo excepciones, un desafío constante para mis capacidades. Tuve que aprender muy rápido a moverme en un consejo formado por una diversidad de perfiles e intereses. Al tratarse de un trabajo voluntario (no retribuido) no es fácil identificar la agenda oculta de cada uno de los miembros de la junta directiva. Que esté oculta no implica que sea ilegítima, sino que no es explícita, como lo es cuando la pertenencia al consejo conlleva una compensación económica.

Un grupo de directores no me lo puso fácil. Su visión de la federación y la mía no coincidían en absoluto. Es más, no veían o no querían ver los agujeros en la gestión de una entidad que tenía su caja casi vacía, había prescindido prácticamente de todo el personal, carecía de patrocinadores y apenas captaba nuevos socios. Incluso casi una cuarta parte de los socios no pagaba las cuotas, muchos de ellos no porque quisieran eludir el pago, sino porque no se perseguía el cobro de la membresía. Un evidente déficit de gestión.

La primera lección ha sido que el consenso no es una panacea ni un objetivo. En ocasiones puede llevar a la parálisis. Un líder tiene que atreverse a tomar decisiones, aunque éstas sean dolorosas y no quieran ser compartidas por una parte de la dirección. El tiempo dirá si esas decisiones fueron o no acertadas, aunque la peor de todas las posibles es siempre la inacción.

Un año y medio después de aquel comienzo inquietante, la Global Alliance casi ha duplicado el número de socios (si consideramos los que no pagaban), tiene reservas equivalentes a dos años de gastos recurrentes, ha logrado atraer a patrocinadores de escala mundial, ha creado cinco consejos regionales para amparar el crecimiento y la participación de sus miembros, ha liderado un movimiento internacional en torno a la ética en la profesión y ha renovado su portafolio de proyectos.

Desde el punto de vista de la gobernanza, la transición en la presidencia ha sido transparente, coordinada, eficaz y elegante, se han aprobado procedimientos para los principales procesos de la federación y se ha constituido un nuevo consejo compacto, con una combinación de directores con experiencia y nuevos valores, completamente equilibrado desde el punto de vista de género e impregnado de un gran deseo de seguir impulsando el crecimiento.

El nuevo presidente de la Global Alliance, Justin Green, me entrega una placa de reconocimiento en nombre de la junta directiva.

En la asamblea general celebrada en Sao Paulo a principios de abril sinteticé en una breve intervención los diez principales aprendizajes adquiridos durante mi etapa como presidente. Son estos:

1.Decir gracias tiene que ser más que una muestra de buena educación. Ha de ser un sentimiento. Por eso les agradezco a todos por haberme brindado una gran oportunidad profesional y personal.

2. Los estatutos no son la Biblia, tienen y deben adaptarse a los tiempos.

3. Si tienes un plan, no permitas que los conservadores lo detengan. Intenta convencer a tantos miembros como sea posible, pero a todos es imposible.


4. Para hacerlo bien y hacer el bien debes estar por encima de tu interés personal, pero no pienses que todos están haciendo lo mismo.


5. Sé generoso y el destino te recompensará.


6. Trata de averiguar la agenda oculta de los miembros de la junta. De lo contrario no entenderás sus movimientos.


7. Aglutina a un grupo de personas que compartan tu visión.


8. No pierdas el tiempo con personas tóxicas. Solo olvídalas.


9. Busca un mentor… o dos.


10. No pienses en tu legado. Si lo haces bien, tu legado vendrá solo y hablará en tu nombre.

A estos diez aprendizajes, un miembro del consejo me regaló uno más: «Más allá de la agenda oculta, hay personas que han nacido para perturbar, sus acciones no tienen un fin, solo se dejan llevar por su naturaleza perturbadora«. Son actores molestos, pero el resultado de sus acciones suele ser la irrelevancia.

Al igual que los diez mandamientos, todos estos aprendizajes se pueden resumir en uno solo: «Haz lo que debas en beneficio de la comunidad a la que representas«.

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