27Jun
2013
Escrito a las 1:56 pm

Tenemos que convertirnos en el Pepito Grillo de nuestras organizaciones. Fotografía de la galería de rubenmruiz.

 

Las aventuras de Pinocho” han pasado a la historia como una obra de literatura infantil, pero lo cierto es que su autor, Carlo Collodi, la concibió como una novela seriada. De hecho, se publicó en un periódico italiano bajo los títulos de “Storia di un Buranttino” y “Le avventure di Pinocchio”, con ilustraciones de Enrico Mazzanti. En su versión original, el muñeco de madera que cobra vida para cumplir el sueño de su creador es ahorcado por sus innumerables faltas. Tal final para adultos fue dulcificado en posteriores versiones, hasta que Walt Disney inmortalizó definitivamente al personaje en 1940 con la segunda película de animación que salió de sus estudios cinematográficos.

Disney encargó al diseñador Ward Kimball que diese forma a la conciencia de Pinocho, y así nació Pepito Grillo. El simpático animal es la representación de lo que los psicólogos denominan “el Super Yo”, un personaje incorpóreo que dialoga con “el yo” de carne y hueso para encontrar un equilibrio entre los apetitos y las obligaciones, entre los derechos y los deberes, entre los sueños y la realidad.

El Mandato de Melbourne nos ha convertido en el Pepito Grillo de nuestras organizaciones. Para cumplir con el mandato de “definir y conservar el carácter y los valores de la organización, construir una cultura de escucha y promover los comportamientos responsables” tenemos que trabajar en el territorio de las conciencias. En primer lugar, sobre la nuestra para desbordar la zona de confort en la que nos hemos instalado tras haber alcanzado posiciones relevantes en el organigrama, aunque persista la necesidad de seguir reivindicando el valor estratégico de nuestra función. La capacidad de proporcionar asistencia al consejero delegado en materia de intangibles y de interactuar con los primeros ejecutivos de los distintos departamentos de la organización nos apodera para ir más allá de tareas tácticas y contribuir al reenfoque de la visión corporativa.

Y, en segundo lugar, sobre las conciencias de los individuos, a los que hay que proporcionar razones para que contribuyan al relato colectivo de la organización con sus comportamientos profesionales. Tenemos que proveerles de valores, conductas de referencia, background, targets y feed back sobre el diálogo con los stakeholders. Cada miembro debe sentir que su story forma parte del history de la entidad. Cuanto mayor es el nivel de responsabilidad, mayor será la huella que debe dejar cada cual.

En cumplimiento del Mandato de Melbourne, el director de Comunicación no puede limitarse a tomar nota de lo que ocurre para transmitir mensajes a los grupos de interés. Ni siquiera es suficiente con que actúe como el director de orquesta que busca la armonía de todos los instrumentistas. Hemos de aspirar a participar en la redacción de la partitura. Tenemos que mirar a los ojos de nuestros interlocutores internos y preguntarles cómo les podemos ayudar a relacionarse mejor con su entorno sin que pierdan de vista los principios que inspiran o deben inspirar a la organización.

En la novela de Collodi, Pepito Grillo aparece cuando a Pinocho le acosan las malas tentaciones. En nuestra profesión no basta con aparecer antes de que se produzca una desviación que pueda atentar contra la reputación de la entidad. Si queremos que nuestra función sea cosa de mayores, debemos actuar como agitadores de la conciencia de nuestras organizaciones.

Claro está que este papel es mucho más incómodo y exigente que el de mensajero o susurrador y, desde luego, menos protagonista que el de Gepetto o Pinocho. De hecho, la gran virtud de los grillos es que cuando cantan no se les ve, pero se les siente.

 

Traducción al castellano del artículo publicado en la Newsletter de julio de la Global Alliance for Public Relations and Communication Management

 

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11 comentarios

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silver price
07.07.2013 a las 08:15 Enlace Permanente

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Felipe Portocarrero
07.07.2013 a las 17:21 Enlace Permanente

Pepito Grillo en una empresa nos preguntaría en cada decisión que tomamos:

¿Lo que haces va encaminado a conseguir el máximo beneficio con el mínimo coste? Si no es así, no lo hagas o hazlo de otra forma.

Saludos cordiales, José Manuel.

Felipe Portocarrero

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Linda F. Pitts
10.07.2013 a las 12:13 Enlace Permanente

El Mandato de Melbourne nos ha convertido en el Pepito Grillo de nuestras organizaciones. Para cumplir con el mandato de “definir y conservar el carácter y los valores de la organización, construir una cultura de escucha y promover los comportamientos responsables” tenemos que trabajar en el territorio de las conciencias . En primer lugar, sobre la nuestra para desbordar la zona de confort en la que nos hemos instalado tras haber alcanzado posiciones relevantes en el organigrama, aunque persista la necesidad de seguir reivindicando el valor estratégico de nuestra función. La capacidad de proporcionar asistencia al consejero delegado en materia de intangibles y de interactuar con los primeros ejecutivos de los distintos departamentos de la organización nos apodera para ir más allá de tareas tácticas y contribuir al reenfoque de la visión corporativa.

005
Rachelle P. Spence
15.07.2013 a las 11:47 Enlace Permanente

El Mandato de Melbourne nos ha convertido en el Pepito Grillo de nuestras organizaciones. Para cumplir con el mandato de “definir y conservar el carácter y los valores de la organización, construir una cultura de escucha y promover los comportamientos responsables” tenemos que trabajar en el territorio de las conciencias . En primer lugar, sobre la nuestra para desbordar la zona de confort en la que nos hemos instalado tras haber alcanzado posiciones relevantes en el organigrama, aunque persista la necesidad de seguir reivindicando el valor estratégico de nuestra función. La capacidad de proporcionar asistencia al consejero delegado en materia de intangibles y de interactuar con los primeros ejecutivos de los distintos departamentos de la organización nos apodera para ir más allá de tareas tácticas y contribuir al reenfoque de la visión corporativa.

006
gold price
16.07.2013 a las 17:47 Enlace Permanente

¡Qué fácil sería todo si viniésemos de serie con Pepito en el hombro! ¿Verdad?… ¿seguro? Me parece que no has buscado bien, pues todos tenemos escondido en algún rinconcito de nuestro ser, a nuestra propia conciencia, nuestro propio grillo. No suele estar sentado en el escaparate, sino que su hábitat suele ser la trastienda de tu ser ¡busca! Estoy convencido que si queremos resolver cualquier problema que tengamos, en un altísimo porcentaje, la respuesta está en nuestro interior.

007
Petra Mcneil
17.07.2013 a las 17:07 Enlace Permanente

Ya no existen personas, ciudadanos, españoles, con sus capacidades infinitas, sus problemas por resolver, sus necesidades que saciar y sus potenciales negocios producto de sus inquietudes, ya solo existe la marca España, ya todos somos un producto en venta, una parte de ese gran código de barras y tenemos que ponernos en la estantería de ese supermercado global que es Europa. Cualquier cosa para que nos compren. Ahora no existe el individualismo que fomente el empleo con ideas revolucionarias, ya todo va en función de la marca España, y los españoles somos más que una marca.

008
Seymour W. Stokes
20.07.2013 a las 10:15 Enlace Permanente

El Mandato de Melbourne nos ha convertido en el Pepito Grillo de nuestras organizaciones. Para cumplir con el mandato de “definir y conservar el carácter y los valores de la organización, construir una cultura de escucha y promover los comportamientos responsables” tenemos que trabajar en el territorio de las conciencias . En primer lugar, sobre la nuestra para desbordar la zona de confort en la que nos hemos instalado tras haber alcanzado posiciones relevantes en el organigrama, aunque persista la necesidad de seguir reivindicando el valor estratégico de nuestra función. La capacidad de proporcionar asistencia al consejero delegado en materia de intangibles y de interactuar con los primeros ejecutivos de los distintos departamentos de la organización nos apodera para ir más allá de tareas tácticas y contribuir al reenfoque de la visión corporativa.

009
psicologia online
22.07.2013 a las 11:04 Enlace Permanente

¿Puedes explicarnos màs sobre esto?, ha sido Genial encontrar mas datos sobre este tema.

Saludos

010
gold price
23.07.2013 a las 11:35 Enlace Permanente

“Cada uno de mis actos me va construyendo, me va definiendo, me va inventando. Al elegir lo que quiero hacer voy transformándome poco a poco”. Esta significativa frase expresa que cada uno de nuestros actos dicen quienes somos. Todos somos diferentes y por ello hacemos cosas diferentes que nos van a definir,cada uno elige su camino por ello debemos de medir con total precisión lo que hacemos para en un futuro no arrepentirnos porque será muy díficil cambiar lo que ya esta hecho.Este arrepentimiento arrastra a los remordimientos que vienen de esa libertad que tenemos para tomar la decisión de que hacer y que no hacer … ¡ Se responsable con tu libertad !, porque lo serio de esta es que tiene efectos indudables(cada acto libre que hacemos limita nuestras posibilidades de elegir y realizar una de ellas).Queremos ser libres para atribuirnos el mérito de lo que logramos pero preferimos confesarnos ‘esclavos de las cirscuntancias’ cuando nuestros actos no son precisamente gloriosos y esto no es así,debemos de tener conciencia tanto en cada pensamiento que tenemos como en lo que sabemos que vendrá tras él. Al contrario,si vivimos sin tener conciencia de nada seremos unos imbéciles que cojearán siempre de su ánimo.La misma idea nos transmite una frase que podemos visualizar en este capítulo «No hay peor castigo que darse cuenta que uno está boicoteando con sus actos lo que en realidad quieres ser» .Elige bien lo que quieres hacer cada día,esto definirá tu persona.

011
heel pads
25.07.2013 a las 23:30 Enlace Permanente

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