Ajustes, reformas y espíritu emprendedor son los ingredientes de la receta que los líderes de opinión prescriben para superar la crisis. La unanimidad en la terapia ha convertido al emprendimiento en un medicamento genérico, tal vez demasiado genérico para una sociedad salario-dependiente en su inmensa mayoría.
Emprender significa tomar decisiones que implican un riesgo. La motivación para la opción de moverse en una dirección concreta es la expectativa de una recompensa mayor que la de la pasividad. El riesgo es el precio que hay que pagar por avanzar sin la absoluta seguridad de que al final del camino se encuentra la meta deseada.
En Francia dos de cada tres jóvenes sueñan con ser funcionarios. No es extraño para un país cuya economía es pública en un porcentaje muy elevado, y la que no lo es suele estar muy condicionada por la política. En España este deseo se reduce a un tercio, mientras que el peso de la economía pública se sitúa alrededor del 40%. A la vista de estos porcentajes, apelar al espíritu emprendedor es imprescindible, pero el fármaco psico-social debe ir acompañado de un prospecto que facilite su asimilación.
Tal folleto debe arrancar con la afirmación de que “emprendedor no sólo es aquél que desea convertirse en empresario”. De hecho, que toda persona sea un emprendedor en potencia no quiere decir que todas deseen serlo. No olvidemos que hemos sido educados para buscar un puesto de trabajo, no para extraer un rendimiento a nuestras habilidades y competencias.
Las empresas están compuestas por empleados que quieren ser jefes y por otros muchos que sólo aspiran a trabajar a gusto, llevar un sueldo justo a su casa y asegurarse una jubilación digna.
En consecuencia, estimular el emprendimiento significa gestionar la ambición de alta o baja intensidad que muestra cada uno de estos colectivos. Mientras los primeros necesitan sobre todo coaching para orientar su fuerza motivadora, los segundos deben ser educados en la toma de decisiones, en aumentar su proactividad.
La segunda parte del prospecto debería dedicarse a quienes sí sienten en su interior un deseo de autonomía. El primer mensaje no suele figurar en el temario de las escuelas de negocios: emprender es un viaje de largo recorrido y como tal requiere una visión de largo plazo. Lejos debería quedar la cultura del pelotazo, caracterizada por la permanente búsqueda de atajos.
Y, sin embargo, el modelo americano de emprendimiento es un recorrido con puerta de entrada y de salida, tiene un ”up” y un “out”. En él no prevalece el principio de la distribución de riqueza mediante la creación de empleo, sino el final dinerario. El temario intenta enseñar cómo se inicia un negocio, cómo se desarrolla y, finalmente, cómo sale de él con el mayor beneficio posible.
El modelo europeo debería considerar las dos variables anteriormente comentadas: hay distintos niveles de emprendimiento, de tal forma que la iniciativa no quede limitada a los que quieren ser empresarios; y, referido ya a estos últimos, crear y distribuir riqueza de forma sostenible proporciona muchas más satisfacciones que acumularla.
De acuerdo con tal concepción, para el emprendedor la cima no es la meta, sino una etapa más del camino.
Artículo publicado en el número de junio de la revista de APD
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5 comentarios
Buen articulo, parecida reflexión me hice cuando observaba el gran éxito de los eventos basados en la creación de empresas, emprendedores, etc… A l ver tantas personas que se encontrababan, se reconocían y que desprendian el mismo rayo de esperanza de encontrar trabajo mediante la autoocupación. Emprender no es encontrar trabajo, ser emprendedor es otra cosa, es ser trabajador, jefe y empresario a la vez. Emprender es sentir una fuerza interior que irremediablemente te arrastra a desarrollar una idea, un concepto,un proyecto… te empuja a dejar tu trabajo, a arriesgar tu pecunio personal, sabiendo que vas a sufrir, que vas luchar y que quizás, y es lo mas probable, fracases en tu intento, pero la satisfacción interior que experimentarás será el premio más gratificante que puedas sentir. Eso es emprender.
Estamos a la espera de la Ley de Emprededores, que parece no ser tan prioritaria como el Gobierno aseguraba durante las elecciones que le dieron mayoría absoluta. Como muy bien escribes, «hemos sido educados para buscar un puesto de trabajo, no para extraer un rendimiento a nuestras habilidades y competencias». En mi opinión, está es una de las claves. «Los importante es que os colequéis en un buen puesto». Es algo que hemos oído miles de veces, pero es la letra de una canción del siglo XX, de la banda sonora de ‘Cuéntame’. El mercado laboral ha cambiado en un mundo global y teconlógico. ¿Cuándo emperán realmente las reformas que incentiven la cultura del emprendimiento en España? Sin ellas, el profundo cambio de mentalidad que necesitamos no se producirá. El espacio de trabajo de la revista que he lanzado, Ethic, está desde hace unos meses en un espacio de coworking, D-Collab, un avispero de ideas de jóvenes con ideas y ganas de pelear. Es gente que sale adelante a través de su trabajo y de sus ideas. Mientras, las subvenciones se las llevan los sindicatos, las organizaziones empresariales o los partidos políticos q
En estos tiempos más que nunca, la empresa entendida en la acepción francesa de emprendedor ( «entrepreneur»), es un paso que hay que dar cuando el modelo económico desconcierta y no soporta la permeabilidad de hace una década, es más hace ascos y merece purgarlo, por eso adelgaza sus estructuras.
Si tomamos la definición de empresa que reciéntemente fallecido Rafael López Lita da en su libro «Comunicación: clave del bienestar social» 2000:137 :“ CONJUNTO DE RECURSOS HUMANOS, TÉCNICOS Y FINANCIEROS RELACIONADOS ENTRE SÍ Y CON SU ENTORNO POR UN SISTEMA DE COMUNICACIÓN QUE LOS AGLUTINA Y DOTA DE UNA PERSONALIDAD DEFINIDA, QUE COMO TAL TIENE UN PRINCIPAL OBJETIVO: SU CRECIMIENTO Y CONSOLIDACIÓN Y, ALTERNATIVAMENTE SU SUPERVIVENCIA”, su vigencia nos lleva a pensar que nuestra supervivencia depente de nuestro conociemiento, nuestro talento, nuestra valentía para afrontar retos y rescubrir un hueco de mercado en el que prestar nuestros servicios. Deberemos emprender, arriesgar, ser valientes, pero muy informados y muy seguros que disponemos de la personalidad adecuada, los conocimientos precisos, un buen plan estratégico (business plan) que umpla con los objetivos que hayamos identificado previamente como necesarios en un mercado.
De hecho como la cima no es la meta, sino una etapa en el camino, el empresario/emprendedor de raza desvincula de la empresa a sus herederos si en ellos no confirma que existe madera de empresario, para evitar así que el sueño de su vida se vaya al traste y con él el bienestar de decenas o cientos de familias que componen el equipo de colaboradores y empleados de la compañía.
Porque para el empresario el talento que acumula su plantilla es su mayor activo, por eso no se entiende que ahora se quiera vender como una oportunidad el uso de la crisis para reducir las plantillas.
Querido José Manuel,
Quizás tengamos que lograr entre todos propiciar el reconocimiento social del empresario – emprendedor. Del creador y, como dices, redistribuidor de riqueza. En la Pyme la diferencia de sueldo entre el jefe y el último subordinado es de ocho veces de media, en la gran empresa de cientos de veces hasta llegar a ser insultante. Tenemos que ofrecer conocimiento y reconocimiento. Mira esto, pf..http://www.youtube.com/watch?v=wdaEl36SlEM
¡Eres un fenómeno! Abrazos. Leo
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