El error más habitual por parte de los primeros ejecutivos de las organizaciones es considerar a su director de comunicación como un mero jefe de prensa. A menudo el desenfoque se acentúa al convertirlo en su jefe de prensa, en una especie de ayudante de cámara más o menos ilustrado que se encarga de lo que durante muchos años se ha conocido como “la imagen” y que hoy sobrevive disfrazada en forma de “reputación personal”.
Al limitar su espacio a la interacción con los medios, la organización encarcela a la comunicación en su expresión táctica, en la que reside sólo una parte de su valor. El director de comunicación también es responsable de las relaciones con los medios periodísticos, pero no sólo. Su ámbito funcional se extiende a la gestión de la marca, la comunicación interna, las relaciones institucionales, los eventos y la publicidad, entre otras. Desde la Asociación de Directivos de Comunicación (Dircom) reivindicamos también el liderazgo en las políticas de responsabilidad social corporativa.
De la misma forma que el hábito no hace al monje, la denominación del puesto no hace al profesional. El director o responsable de comunicación tiene que reivindicar su dimensión estratégica, aquélla que conecta la misión y la visión de su organización. Para ello muchos dircom tendrán que abandonar la zona de confort que se construye en torno al perímetro de la satisfacción emocional del primer ejecutivo.
El privilegio de susurrarle al oído al gran jefe debe ser gestionado con responsabilidad. El uso inadecuado de este acceso induce al engaño de interpretar poder percibido como real, cuando en realidad es un poder por proximidad al auténtico poder. La versión del dircom como «susurrador» pertenece a otras generaciones, muy distantes de la nueva era que alumbra la confluencia entre el poder tradicional, cuya estructura es piramidal, y los micro-poderes personales, de naturaleza transversal, que comienzan a encontrar su cauce de expresión en las redes sociales.
En este tiempo de transición, el dircom tiene la oportunidad de convertirse en el moderador del diálogo entre quienes ostentan el poder formal y quienes de una manera informal empiezan a reclamar su cuota de opinión y decisión. Una zona de confluencia que puede inclinarse del lado del conflicto o de la cooperación, según se gestione. La sensibilidad social del responsable de comunicación como proveedor de inteligencia emocional es un gran activo para este época.
La función de proximidad al primer ejecutivo tiene una vertiente de asesoramiento en gestión de intangibles, sobre todo, en interpretación del entorno en cada momento, y otra de servicio. En la primera vertiente, nuestra misión es descodificar los aspectos socio-emocionales para ajustar los discursos y orientar las conductas. En la segunda, los dircom ejercemos cada vez más como jefes de gabinete, competencia en la que debemos desplegar las capacidades de planificación y organización.
La gran tentación que alimenta esta cercanía a quien ejerce el poder en primera persona es convertirse en proveedores de vanidad, en gestores de ego. Este impulso es la versión actual y sofisticada del jefe de prensa. El deseo de protagonismo de un presidente o consejero delegado (la pirámide de Maslow es inapelable) es una fuerza que debe fluir desde la persona a la organización. La misión del dircom es transformar esa fuerza individual en una bandera colectiva, poner la marca personal al servicio de la marca corporativa, de tal forma que, independientemente de cuál sea la motivación, tal pulsión sume para el conjunto de la organización.
Aunque su velocidad y capacidad de reacción en momentos de crisis es un activo relevante, un dircom tampoco es un bombero. Salvo actuaciones pedagógicas y preventivas, el bombero solo actúa cuando se declara un incendio. En esta versión, la intervención del dircom apenas alcanza en muchas ocasiones a limitar el daño reputacional o comercial provocado por las llamas. Más que bomberos, debemos actuar como agentes preventivos contra los incendios.
La comunicación de crisis es una de las disciplinas más apreciadas. Sin embargo, hoy es mucho más estratégica la gestión de riesgos reputacionales, cuya relevancia en el ámbito de la empresa se ha visto acentuada por una nueva legislación penal mucho más exigente e incluso amenazante por la mayor atribución de responsabilidad a gestores y administradores.
En síntesis, no sólo somos jefes de prensa, ni susurradores, ni proveedores de vanidad, ni bomberos, sino todo eso y mucho más. Somos dircom, que no es ni más ni menos que otras profesiones, aunque la dinámica de los tiempos refuerza la relevancia de nuestra contribución al diálogo en una sociedad amenazada por un grave déficit en comunicación.
Nota: Es es el primer post que escribo tras el repentino fallecimiento de mi amigo Alfonso Maceira, una persona emprededora y con una gran capacidad de comunicación. A él le hubiese gustado que me hubiera demorado menos en volver a escribir, pero el dolor necesita un tiempo para acomodarse en el corazón. El mejor homenaje que puedo dedicarle es seguir viviendo con renovada pasión. Y mi pasión también es escribir sobre comunicación.
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7 comentarios
hola acabo de enterarme de tu website y la verdad es que me parece estupendo no sabia de mas personas interesadas en estos temas, aqui tienes un nuevo lector que seguira visitandote abitualmente.
Da gusto leerte. Se te lee fácil diciendo cosas. Siento lo de tu amigo. La verdad es que se echaban de menos tus artículos.
Jose Manuel. Me ha gustado muchísimo leer tu «fábula» sobre qué es un Dircom. Mi reacción ha sido «…ves, ves, es lo que yo intentaba transmitir el viernes en la entrevista!». Me convocaron a una entrevista para una posición que incluida Dircom, Relaciones institucionales y RSC de una multinacional española. Iba encantada de la oportunidad y ya estaba organizando un Plan conjunto basado en la identificación de los grupos de interés de la compañía y el establecimiento, previa auditoria, de dialogo con ellos en base a la Visión-Misión de la compañía. Increíble que una compañía se haya dado cuenta de que si la estrategia es conjunta va a ser más efectiva. Durante la entrevista el dir de RRHH me indico que la RSC y la Comunicación interna la iban a seguir haciendo en RRHH, que las RRII habría una parte que haría comercial y que la posición que estaba en principio incluida en el comité de dirección a lo mejor pasaba a depender de un jefe de gabinete. Puf, que lío! Ojala alguien les susurrara esta reflexión tuya! Gracias
La verdad es que me sonaba raro que desde Twitter y otras vías no me llegara el aviso de un nuevo post, por eso he accedido hoy al blog. Como siempre, encantada de leerte.
Si es magnífico el texto, sintetizando lo que muchos hemos sentido tantas veces, el recuerdo al amigo fallecido pone el contrapunto humano que, a fin de cuentas, es el centro de nuestra profesión.
Gracias
jose que maravilla leerte pues en mi caso es como sentir que me das una de tus incomparables cátedras de trabajo. Gracias
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