02Ago
2012
Escrito a las 1:07 pm

El escritor estadounidense Eugene Luther Gore Vidal, recientemente fallecido, se definía como «un ateo que ha vuelto a nacer«. En coherencia con su negación del más allá, consideraba que este mundo y esta vida son «lo único que hay;  y, al fin y al cabo, no están tan mal«.

España es lo que es y, al fin y al cabo, no está tan mal.

Somos un país con los biorritmos permanentemente alterados, capaz de caer en el fatalismo para justificar la ausencia de medallas en los Juegos Olímpicos de Londres cuando apenas han transcurrido cinco días, pero también de empapelar las portadas de los periódicos con el primer metal, obtenido por la nadadora Mireia Belmonte. Los medios de comunicación reflejan esa arritmia colectiva que es propia de los países con más sol que sombra.

Hemos sido un país grande en nuestra forma de comportarnos y ahora, casi pareciese un castigo compensatorio, nos hemos achicado ante el gigantismo de la crisis. Ni tanto ni tan calvo, reza el dicho popular. Aristóteles sostenía que la virtud está en el término medio, que no apunta hacia la mediocridad, sino hacia «un equilibrio entre dos extremos igualmente viciosos». En España hemos cometido excesos, pero también hemos protagonizado una transición política y económica que ha sido la envidia del mundo.

De la euforia hemos pasado al decaímiento. La pérdida de autoestima amenaza con lastrar la capacidad competitiva de nuestra economía, que descansa fundamentalmente en el talento y la motivación de los españoles. No se debe negar la realidad, ni caer en el «optimismo patológico», sino hacer un diagnóstico atinado de lo que nos ocurre, aplicar las correspondientes dosis de autocrítica, buscar el consenso en las decisiones que son ineludibles y tejer una bandera que podamos seguir todos los españoles con la convicción de que el futuro será mejor que el presente y necesariamente más equilibrado que el pasado de exhuberancia.

Hay razones para la esperanza. Por ejemplo, estoy convencido de que las piscinas cubiertas y climatizadas que hacen las delicias de nuestros mayores a lo ancho y largo de la geografía española, otrora orgullo de muchos municipios que hoy tienen serias dificultades para financiar su mantenimiento, propiciarán que España se salga del medallero en próximas convocatorias olímpicas. Y, si no es así, tendremos la tercera edad más feliz y en forma de Europa. No hay mal que cien años dure o que por bien no venga.

Volviendo al principio, Gore Vidal ha compartido portadas con Mireia Belmonte, nuestra heroína hasta la siguiente medalla olímpica. En la hora de la muerte del escritor, los juicios se han situado en el término medio, entre los que piensan que el personaje era un auténtico capullito de alhelí (incluso sin diminutivo ni apéndice floral)  o un genio con una inteligencia superior al coeficiente de 60 que el mismo le atribuyó a Andy Warhol.

Mientras deciden con cuál se quedan, disfruten de la carrera de plata de Mireia.

 

Mireia Belmonte. Plata en los JJOO Londres 2012

7 comentarios

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Luisa Alcalde
02.08.2012 a las 18:57 Enlace Permanente

Somos un país apasionado, que nos cuesta mucho situarnos en el término medio y rozar el equilibrio, a veces tan necesario. Sin embargo, en términos de psicología social prefiero esa arritmia de los países soleados, que el autocontrol rayano en la represión de otros con más sombras, cuyas consecuencias aparecen a veces reflejadas en mentes enfermizas y paranoicas.

La exageración del éxito de la nadadora viene marcada por la necesidad de los medios de comunicación de ganar audiencia o vender más periódicos, en un país donde la Prensa de masas siempre ha estado asociada a la deportiva. No hay más que ver que el periódico más vendido es El Marca.

Respecto a las piscinas, me temo que no servirán ni para favorecer vocaciones nadadoras de los jóvenes ni para la felicidad de nuestros ancianos, porque la mayoría se encuentran cerradas, algunas porque no hay presupuesto para su mantenimiento y otras porque nunca llegaron a terminarse debido al impago de los ayuntamientos a sus proveedores.

Pero volviendo al principio, será esa pasión y esa dedicación propia de este país la que nos saque de la crisis, pese a que la autoestima de la población pase por horas bajas.

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JMV
02.08.2012 a las 19:06 Enlace Permanente

La pasión es importante, porque es sinónimo de motivación, pero yo echo de menos un poco de equilibrio.

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Leo Farache
03.08.2012 a las 07:59 Enlace Permanente

Una reflexión real, divertida y extraordinariamente bien escrita. Felicidades Velasco, eres un artista. Quizás mañana diga que eres un inepto, pero hoy digo que eres un artista. Y creo que en este aspecto – no en otros – sabré mantener el equilibrio y la coherencia de por vida. 😉

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Alcibíades López Cerón
03.08.2012 a las 08:10 Enlace Permanente

España: Ser o no ser.

Jugamos en casa. A sangre y fuego. Nos va la vida en ello. Tan críticos como siempre fuimos, no sorprende ahora que despellejemos a todo bicho viviente, rechazo a primera vista, sin reparar en valor o valía, sin interés por ésta o aquélla, sin opción ni cuartel… Aquí te pillo, aquí te mato. Escatológico final de un imperio ya moribundo, con los huevos pelaos, dicho sea de paso, en anteriores debacles a lo largo de su tortuosa historia. Se propagan malos augurios que como siempre son vaticinios que versan como bien sabido lo que desconocen, sean o no relevantes (nunca pertinentes) y a buen seguro, como siempre, agoreros, se vocean hasta que calan. Los últimos coletazos de una miseria económica – paro, desesperanza, emigración, descomposición industrial, deceso del bienestar – contrastan con la alegría popular ante colosos deportivos que abanderan nuestro orgullo patrio, en ocasiones tan esquivo… Se estiran en podios, muerden trofeos, riegan champán…ahí están, míralos, los Nadal, Alonso, la selección de furbol (Villar, presidente de la Real Federación Española de Futbol, dice furbol, sí, siempre furbol) y ahora le toca el turno inesperado a Belmonte. Di que sí, con cache torero y todo…héroes que no hacen caso de la tónica que impera de sumisión de la masa resignada ya a una derrota segura, que no cree nada de lo que le cuenten, desconfiada, mustia, marchita…

Que me borren. Que me tachen de esa lista de resignados perdedores que piden la hora del partido cuando ven éste muerto sin remedio. Que me quiten de este tumulto que goza lanzando inagotables consignas contrarias a lo que sea que le presentan sin más criterio que la fuerza del no, la oposición guiada por el mero placer de ir contra el poder establecido. Que no me cuenten en sus filas los partidarios del cualquier tiempo pasado fue mejor, que me olviden quienes creen que no hay futuro. Que me suelten y me dejen volar. Que no me echen mas plomo en las alas quienes en pos de la salvación solo saben echarle gasolina al fuego. Que me saquen de encima esta plaga de cenizos que navegan confortablemente en la falta de oportunidades pues esta es garantía que camufla su natural incapacidad para crear. Adiós queridos compatriotas, que ansiosos de revancha, no veis más que atractivo en la pelea sin ser capaces de dibujar en el horizonte qué cambio traería prosperidad. Dejadme en paz cobardes, no pienso daros pábulo, no me quiero inmolar, no os voy a molestar…tan solo quiero que pase la ola, calme la mar, que nunca hubo tempestad eterna, dejando que gobierne el barco patrón – la suerte esta echada, sabe Dios – y escampe, que escampará, y a la postre, habrá sol, estrellas, luz, paz y ¿por que no? Ilusión.

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Francisco J. López
03.08.2012 a las 10:18 Enlace Permanente

Decía un profesor mío del Instituto que los españoles preferimos pensar que pertenecemos a la tradición latina, cuando realmente los árabes estuvieron en la península mucho más tiempo (bueno, en Asturias no, jejeje). El caso es que el fatalismo de las culturas musulmanas se nota con frecuencia en el carácter español. Quizás sea lo que nos empuja permanentemente al carpe diem, y al carpe noctem.

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JMV
03.08.2012 a las 11:46 Enlace Permanente

Querido Leo:
Intentaré evitar lo segundo y seguir mereciendo lo primero. Disfruta de las vacaciones.

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JMV
03.08.2012 a las 11:48 Enlace Permanente

Querido Alci:
Una de las grandes satisfacciones del blog es que en ocasiones quien te lee no sólo responde, sino que escribe un auténtico post que enriquece el sitio. Muchas gracias por tu generosa contribución, fruto de un corazón apasionado y una pluma certera.

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