10Feb
2012
Escrito a las 5:31 pm

Hoy, al término de un desayuno organizado por Inforpress, he tenido la oportunidad de charlar unos minutos con José Manuel González-Páramo, miembro del comité ejecutivo del Banco Central Europeo, y me he quedado preocupado. ¿Por qué?

Pues sencillamente porque nadie en Europa ve más allá del ajuste, ni siquiera aquéllos que tienen una atalaya privilegiada para contemplar la deriva del Viejo Continente. Interrogué a González-Páramo acerca de la necesidad de combinar políticas de ajuste con estímulos para la creación de empleo, convencidos como estamos de que el recorte, conjugado en exclusiva, sólo puede conducir a un mayor ajuste. Su respuesta fue que Europa y muy particularmente España tienen que recuperar la credibilidad de los mercados mediante el ajuste de los gastos, lo cual conducirá en nuestro caso a un decrecimiento del 1,5% en 2012.

Cuando insistí en la urgencia de estimular la actividad económica y el empleo para generar más ingresos fiscales, su contestación insistió en el ajuste, al tiempo que descalificó las tesis expansivas fiscalmente de Stiglitz y Krugman. Y, cuando por tercera vez, persistí en que si cada país no puede por sí mismo emprender programas de estímulo, Europa debería liderar la iniciativa, porque tiene capacidad para ello, su respuesta final fue: «Tal vez».

Desde mi humilde posición de observador, coincido con González-Páramo en que el ajuste es necesario para recuperar la confianza, pero expreso mi preocupación ante la falta de ideas para encontrar una zanahoria que sea compatible con el palo. Una tasa de paro que apunta al 25% o un desempleo juvenil que roza el 50% exigen un mayor esfuerzo intelectual o, cuando menos, comunicativo para convencer a la sociedad de que habrá que sufrir severamente un tiempo para recuperar la salud de la economía.

Es imposible que no haya caminos paralelos que conduzcan al mismo destino: conservar el mayor porcentaje posible del estado del bienestar y la cultura europea de entender la actividad económica. Los líderes de nuestro tiempo no pueden ser meros administradores en tiempos de crisis, sino también gestores de un futuro que necesariamente tiene que ser atisbado para avanzar hacia él. Todos los caminos conducen a Roma, pero seguro que los hay menos tortuosos.

Por cierto, en respuesta a mi apelación a Stiglitz y Krugman, José Manuel González-Páramo me recomendó a Robert A. Mundell. Probaré.

2 comentarios

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Juan Repullés
13.02.2012 a las 11:56 Enlace Permanente

José Manuel, creo que este ajuste tiene un alcance más allá del corto plazo. Vamos a una «devaluación» de la clase media, con menos seguridad y menor poder adquisitivo.

Más allá de la zanahoria, me preocupa que nadie parece saber / apostar por que modelo de país queremos ser.

Me preocupa el país que se van a encontrar mis hijos (15 y 12 años)

Cuando pruebes con Mundell, nos cuentas.

Un fuerte abrazo,

Juan Repullés

002
JMV
13.02.2012 a las 22:24 Enlace Permanente

Estimado Juan:
Yo tenía un jefe al que cuando planteaba un problema me preguntaba: «¿Es de diseño o es de dinero?».
Nuestro problema es de diseño en lo social y de dinero en lo económico. Tal vez dejemos a nuestros hijos un país más pobre, pero también tenemos la oportunidad de entregárselo más rico en valores.
Gracias por tu comentario.

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